Testimonio
Nadie esta exento de las desgracias, del dolor, del sufrimiento. Sin embrago, no todo el mundo se enfrenta de la misma forma a la adversidad. Ay quienes siguen viendo el vaso medio lleno aunque este medio vacio y, a pesar de que tocan fondo, renuevan sus fuerzas y se reinventan. Es gente que logra ver los problemas como oportunidades de crecer o madurar, que no se preguntan por que y para que, que decide tomar las riendas de su felicidad y convierten lo malo en algo constructivo. La muerte de un ser querido, una enfermedad, un despido laboral o una crisis financiera son algunas de esas situaciones devastadoras que dejan huellas indelebles, pero que también pueden generar cambios positivos, según el cristal con el que se miren.
Testigo de ello es Marcial Salas Obregón, un afable Alajuelence que hoy, a sus 57 año, posee una visión del mundo muy diferente a la que tenia en 1990, cuando comenzó su debacle.
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